En las tinieblas se encendió
una luz,
en el desierto clamó una
voz.
Se anuncia la buena noticia:
el Señor va a llegar.
Preparad sus caminos,
porque ya se acerca.
Adornad vuestra alma
como una novia se engalana
el día de su boda.
Ya llega el mensajero.
Juan Bautista no es la luz,
sino el que nos anuncia la
luz.
Cuando encendemos la cuarta
lamparilla
cada uno de nosotros quiere
ser
antorcha tuya para que
brilles,
llama para que calientes.
¡Ven, Señor, a salvarnos,
envuélvenos
en tu luz,
caliéntanos
en tu amor!
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